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A la memoria de mi abuelo: Alfonso Barbecho Rodríguez
(13 enero 1913 / 8 julio 2007)
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Represión en Villanueva de San Mancio: 1936

Investigación acerca de la muerte de trece vecinos de Villanueva de San Mancio (Valladolid) en el mes de agosto de 1936.

Investigadores:
Gonzalo Franco Blanco (Licenciado en Derecho)
Raúl Franco Blanco (Licenciado en Filosofía y Letras)
Gonzalo Franco Revilla (Licenciado en Historia)

Para más información contactar con Raúl Franco Blanco: raulfranblan@gmail.com

Los trece de Villanueva de San Mancio [.pdf]
Retratos [.pdf]
Comisión gestora del Frente Popular [.pdf]
Dossier de prensa
Publicación: El asesinato de trece vecinos de Villanueva de San Mancio (Valladolid) en agosto de 1936. Un caso de represión política contra militantes del Frente Popular en un pueblo de Tierra de campos [.pdf]
Relación de asesinados/desaparecidos. Agosto 1936 [.pdf]
Album fotográfico: homenaje 2004/2007 [.pdf]

LOS TRECE DE VILLANUEVA DE SAN MANCIO
Un caso de represión política contra militantes del Frente Popular en un pueblo de Tierra de Campos (Valladolid)

El 13 de agosto de 2004, sesenta y ocho años después de sus asesinatos, familiares y amigos de “Los trece de Villanueva de San Mancio”, una pequeña localidad de Tierra de Campos (Valladolid), realizamos un homenaje en su memoria en el cementerio de Castil de Vela (Palencia), donde están enterrados once de ellos en una fosa común,después de ser asesinados en el Paraje denominado «Las Porcachas». Otros dos fueron ejecutados en algún otro lugar de la comarca, y siguen estando a día de hoy desaparecidos.
Tantos años después, en un acto de justicia, se erigía sobre la fosa un monolito con los nombres de los trece, se les recordaba y se rescataba -hasta donde los testimonios y la documentación lo ha permitido- su historia personal y política. Los testigos, aquellos que conocieron a los muertos y que vivieron los hechos, son pocos por imperativo de la edad. Al hablar con ellos tuvimos la impresión de que hubieran estado esperando durante esos sesenta y ocho años a que alguien les preguntara sobre lo ocurrido: porque nadie lo había hecho. Como parte del homenaje se hizo un trabajo de recogida de testimonios orales y de investigación en archivos que, a pesar de la destrucción de buena parte de la documentación, permitió completar, contrastar y confirmar buena parte de esos testimonios. Éstos son SUS NOMBRES:

Esteban Bernal Rodríguez
Constancio Bernal Robles
Mínimo Franco Ortega
José Santamaría Pascual
Daniel Pérez Rodríguez
Severiano Esteban Benavides
Nicomedes Esteban Benavides
Sebastián del Campo Benavides
Licinio Blanco Santiago
Isaías Blanco Santiago
Victorio González Domínguez
Ángel Ruiz Delgado
Antolín Sánchez Tomé.

El 18 de julio de 1936 -sábado-, las autoridades civiles y militares de Valladolid, leales al Gobierno de la República, fueron detenidas y depuestas por los sublevados: el gobernador civil, Luis Lavín, sería fusilado un mes después; el general Molero Lobo, jefe de la 7ª División con sede en la ciudad, sería juzgado y condenado a muerte. En la capital, en Medina de Rioseco, en Villalón de Campos, en tantos otros pueblos, trabajadores afiliados a los partidos de izquierda y a los sindicatos, resistieron al ejército sublevado y a las milicias derechistas con las pocas armas de que disponían -en muchos casos escopetas de caza- hasta el día 20. En éstas fechas se inicia una represión generalizada contra los militantes de los partidos del Frente Popular y de los sindicatos, en buena parte extrajudicial, -sin simulacros de legalidad-; represión que no es espontánea ni descontrolada, sino que ha sido planificada por las autoridades militares golpistas y sus colaboradores civiles.
Éste es el caso de Villanueva de San Mancio.El día 20 de julio de 1936 -lunes- fue depuesta la Comisión Gestora del Frente Popular que venía rigiendo el ayuntamiento desde el 12 de mayo de ese mismo año; expulsión ordenada por las nuevas autoridades de los sublevados sin ninguno asomo de formalidad legal. Quizá ese mismo día, o en los inmediatos, partidas de paisanos y uniformados -falangistas, guardias civiles- detienen o secuestran -pues debemos ser exactos con las palabras que usamos- a doce vecinos del pueblo, de los cuales cinco son miembros de la Comisión Gestora.(El sexto miembro de ésta -que completa el grupo de trece asesinados- sería detenido en la mañana del 13 de agosto). Comenzaba un calvario para los integrantes de la Gestora, para aquellos que la habían apoyado, y para sus familias.

La Gestora había tenido enfrentamientos dialécticos no sólo con los caciques y sus apaniguados, sino también con las autoridades eclesiásticas de la localidad, teniendo su punto álgido en la procesión de las fiestas patronales de ese año 1936, en la que no participaron las autoridades civiles, cosa contraria a la costumbre. El cura párroco de Villanueva, don Urbano Miguel, exclamó: “¡Ésta me la pagarán!”. Y efectivamente, lo pagaron, con sus vidas. Iban a eliminar en unos segundos y para varias décadas, toda oposición u obstáculo a sus desmanes.

La partida o partidas encargadas de las detenciones actuaron de madrugada y estaban integradas por esbirros que no eran de las propias localidades. Los vecinos derechistas de Villanueva también habían sido organizados en partidas o milicias de Falange que, por lo que sabemos en este momento, elaboraron las listas de detenidos e hicieron tareas de vigilancia en la propia localidad. Nos han llegado algunos testimonios sobre las detenciones: Los hermanos Licinio e Isaías Blanco intentaron huir por los tejados, pero fueron apresados; durante años las huellas de los disparos permanecieron en la puerta de la casa de sus padres. En el caso de Mínimo Franco contamos con el testimonio de una hija que tenía once años y que vio la detención desde su alcoba, escondida detrás de una cortina: “serían sobre las tres de la madrugaba, la partida, donde había gente uniformada, entró en el dormitorio del matrimonio y sacó a Mínimo; éste les pidió que le dejaran dar un beso a sus hijos -que eran tres-, pero el jefe de la partida, un tal Luis Carreño, le espetó: ¡Usted no tiene que besar a nadie!”.

Los doce vecinos detenidos fueron encerrados en una dependencia del ayuntamiento. Las familias les llevaban comida, mantas, tapabocas… “Todos sabían que iban a matarles”, nos dijo un testigo. Y es probable que fuera así: primero porque no se formalizó su detención, ni se les trasladó a un puesto de la Guardia civil o una prisión, aunque esto no garantizaba la vida de nadie; en segundo lugar porque el día doce de agosto, horas antes de la madrugada del trece, el alcalde impuesto por las nuevas autoridades ordenó al alguacil que no fuera al ayuntamiento a primera hora. El alguacil también tenía a un hijo detenido. En la madrugada del trece de agosto una partida de asesinos, salidos de ese lumpen “que aparece en el escenario de la Historia cuando puede actuar sin responsabilidad alguna, bajo órdenes superiores” como dice Sándor Marái, había sacado a los doce detenidos y les había subido a un camión, maniatados. Un testimonio dice que Isaías Blanco, que tenía 25 años, exclamó: “¡Que nos maten aquí!”. El camión tomó la carretera de Villarramiel (Palencia) hasta llegar al pueblo de Castil de Vela (Palencia), a ocho kilómetros. Allí, junto a un arroyo llamado “Las Porcachas”, fueron tiroteados y rematados. Pasaban dos horas de la medianoche, y el ruido de los disparos se escuchó en toda la zona. Ya no volverían a su pueblo, a Villanueva de San Mancio.

Menos uno, Ángel Ruiz, que había conseguido desatarse y había huido. Cruzando el canal de Castilla en algún punto, llegó a Villanueva a primera hora de la mañana, “con el mono de trabajo, sin zapatillas, lleno de heridas, como un cristo”, dice un testigo, gritando “¡Ay qué cuadro! ¡Ay Villanueva, qué luto para todos!”. Ángel, pese a estar malherido, acudió a pedir auxilio a uno de los curas del pueblo, pero éste le denunció. Esa misma mañana, con Ángel Ruiz nuevamente detenido, le tocaba el turno a Antolín Sánchez Tomé -miembro de la gestora del Frente Popular-, al que el Juez de Paz, le aconsejó que lo mejor para él era entregarse a las autoridades. Así lo hizo. Juntos, fueron llevados a Medina de Rioseco en el coche del cura. Allí, una hija de Antolín, María Cruz, que trabajaba en una fonda junto al Canal, vio a su padre en un camión cargado de detenidos. Él, al verla, gritó “Adiós hija, me van a matar”, momento en que le dieron un culatazo para que callara. Se dirigían a Villalón de Campos. Ángel Ruiz y Antolín Sánchez son a fecha de hoy dos desparecidos. Aunque se desconoce lo que pudo suceder con ambos, todo hace pensar que fueron asesinados y enterrados en algún lugar de la comarca. Los otros once vecinos de Villanueva, asesinados junto al arroyo de “Las Porcachas”, fueron trasladados a una fosa común en el cementerio de Castil de Vela. Sus muertes constan registradas en el Libro de Difuntos de Castil como “fusilados por las milicias de defensa nacional”; en el Registro civil constan como fallecidos debido a “heridas de arma de fuego, según resulta de la certificación facultativa”. A primera hora de la mañana del día trece las esposas de tres de los recién asesinados, que estaban embarazadas, quisieron coger una berlina para ir en busca de sus maridos, pero algunos vecinos prominentes les disuadieron bajo la advertencia -o amenaza- de que podían correr la misma suerte. Los trece de Villanueva, ya no estaban. En un acto de hipocresía, las autoridades ofrecieron una misa de difuntos por los trece asesinados. Empezaba, para sus esposas e hijos, una larga travesía de penurias y duro trabajo. No bastaba con que hubiesen asesinado a sus esposos, padres e hijos, sino que tuvieron que soportar los malos gestos, la idea de que las víctimas habían sido los culpables, los requisamientos, el adoctrinamiento ideológico y religioso, etc. Les impusieron el silencio, pero no pudieron lograr que olvidaran. Tuvieron que convivir en su pueblo, con los asesinos de sus familiares, con los instigadores, con los cómplices, con los que miraron a otro lado. Las viudas trabajaron de sol a sol para sacar adelante a sus hijos pequeños; éstos abandonaron la escuela a pronta edad para ponerse a trabajar y llevar dinero a casa, los varones en el campo o cuidando ganado, las mujeres sirviendo, a veces, en las casas de los verdugos. Y buscando un futuro mejor, muchos de ellos fueron abandonando Villanueva, emigrando, alejándose de una pesadilla, que por lejos que se fueran, les acompañaría siempre.

A esa generación interrumpida, les queremos dar las GRACIAS de todo corazón. Éstos fueron los hechos. Ahora bien ¿cómo pueden relacionarse los hechos generales, que ya forman parte de la historiografía, con los hechos particulares que acabamos de reseñar de una población como Villanueva de San Mancio, no sólo pequeña sino también periférica respecto a los centros de decisión? ¿Este caso de represión en una villa de algo más de 300 habitantes puede generalizarse a toda Tierra de Campos, a la provincia de Valladolid, a Castilla la Vieja y a León? Nos interesa conocer, hasta donde sea posible, quiénes eran desde una perspectiva social y política los trece asesinados: En los registros de matrimonio y nacimiento de hijos, en sus expedientes militares, constan como “jornaleros”. Salvo en tres casos, son hombres jóvenes, entre los veinticinco y los treinta y seis años, con hijos de corta edad; su formación debía ser la elemental -todos saben escribir, menos uno-, y su peripecia vital se circunscribía a su pueblo y a la comarca de Tierra de Campos; habían hecho el servicio militar y uno de ellos, Mínimo Franco, había participado en las campañas marroquíes contra Abd el-Krim.

De los trece asesinados, como ya se ha comentado, seis eran miembros de la Comisión Gestora constituida en Villanueva en mayo de 1936, cinco como gestores natos y el sexto como recaudador interino. En las mismas fechas también se constituyen Comisiones Gestoras en otros pueblos de la provincia de Valladolid, por decisión legalmente establecida del Gobierno del Frente Popular a través del gobernador civil, como paso previo a unas próximas elecciones municipales. Según las acreditaciones que provee el gobernador civil de Valladolid -Campos Torregosa- el motivo para la constitución de esas Gestoras es “preservar el orden público”. Las Comisiones Gestoras tenían el propósito de impedir la actitud abstencionista -cuando no los actos de boicot-, respecto a la legislación social republicana por parte de los ayuntamientos en poder de las derechas y los caciques, al menos desde las elecciones municipales de 1931: incumplimiento del decreto sobre jornada máxima de ocho horas, de salarios mínimos determinados por las “Bases de Trabajo”, o sobre “Términos municipales”, que establecía la preeminencia de contratación de los vecinos del pueblo. La actitud de boicot por parte de los grandes propietarios que apoyan a las derechas, y de las autoridades municipales afines, eran una de las causas que enquistaban los conflictos sociales en el campo. Éste es, también, uno de los motivos de la constitución de las Comisiones Gestoras con personas afines a los partidos y sindicatos que apoyan al Frente Popular. La Gestora de Villanueva se constituye el 12 de mayo de 1936, por tanto sólo puede ejercer su responsabilidad durante 70 días, hasta el 20 de julio. Era la primera vez en la historia de Villanueva, y de tantas otras pequeñas poblaciones, en la que vecinos del pueblo que eran jornaleros, que vivían fundamentalmente de su jornal, regían el ayuntamiento de su municipio. El alcalde y los concejales que dejan sus funciones cuando entran los nuevos gestores del Frente Popular han ejercido sus cargos con continuidad desde los tiempos de la monarquía, y sus nombres coinciden con las familias que tienen las mayores propiedades agrícolas. Una situación de inmovilismo político habitual en muchas pequeñas localidades.

Villanueva de San Mancio, a 5 kilómetros de Medina de Rioseco tenía, en 1936, 338 habitantes, de los que 214 eran electores; no había ni estación de ferrocarril, ni telégrafo, ni teléfono, ni electricidad, ni regadío, ni puesto de la Guardia civil; sí existía una escuela primaria. Sus habitantes estaban incluidos en ese 51% de la población española que vivía en localidades de menos de 5000 habitantes, o en ese 65% que se dedicaba o tenía relación directa con las labores agrícolas, ganaderas o forestales. En los años treinta del siglo XX, Villanueva era un pueblo con una minoría de grandes propietarios agrícolas y una mayoría de pequeños propietarios y trabajadores sin tierras propias; o casos intermedios de pequeños propietarios que a la vez trabajan a jornal o que son arrendatarios o colonos de tierras ajenas. El paro agrícola era un problema endémico, como podemos comprobar en los listados de jornales pagados por trabajos realizados para el ayuntamiento -como la limpieza de márgenes de arroyos-, y en los que se repiten los mismos nombres (en buena parte coincidentes con los futuros represaliados).

En 1931 hay en el pueblo 32 contribuyentes fiscales natos, por orden de mayor a menor contribución, y por tanto por orden en cuanto a magnitud de propiedad de la tierra. Los primeros puestos coinciden con grandes propietarios que son a la vez regidores habituales del ayuntamiento. En los últimos puestos nos encontramos con esos pequeños propietarios que a la vez trabajan tierras ajenas, por un jornal o en régimen de arrendamiento; dos de estos pequeños propietarios que son contribuyentes fiscales se encuentran entre los asesinados. Y luego está el grupo de jornaleros, los que trabajan por cuenta ajena, y que en su caso padecen los efectos del paro como ya hemos comentado.

Pero la sociedad rural castellana, como la del resto de España, en las primeras décadas
del siglo XX no es un mundo inmóvil o aislado. A lo largo de 1931, con la recién instaurada República, se produce una auténtica avalancha de constituciones de “Sociedades de obreros agrícolas” en casi todos los pueblos, por pequeños que fueran; algunas de ellas federadas o asociadas a la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. En el caso de Villanueva se funda en 1931 una Sociedad de obreros agrícolas de adscripción socialista con 30 miembros. Igualmente se constituye una Casa del Pueblo, cerrada por orden gubernativa tras la huelga revolucionaria de 1934. Todo lo anterior nos habla de jornaleros con capacidad de organización, con formación política y sindical y conscientes de su situación social y laboral. No sería una sorpresa, si se hubiera conservado la documentación de la Sociedad obrera o la de la Casa del Pueblo, que los trece asesinados fueran miembros de las mismas, y que estos listados hubieran sido utilizados para hacer las listas negras de la represión. Algunos de los asesinados fueron apoderados o interventores de candidaturas del Partido Socialista en 1933 o de las del Frente Popular en febrero de 1936. Ésta concienciación política y cívica es la que les haría aceptar su participación en la Comisión Gestora del ayuntamiento, ante el estupor y, quizá, resentimiento de los regidores habituales que se considerarían casi vitalicios en sus puestos. En el mes de mayo de 1936, el Gobierno del Frente Popular decide crear Comisiones Gestoras en los ayuntamientos de medianos y pequeños municipios donde no ha habido posibilidad de alternativa desde las elecciones municipales de 1931.

Desde la primera sesión la Comisión Gestora del Frente Popular -siguiendo las actas del ayuntamiento- se marca unos objetivos muy claros: se propone sanear las cuentas municipales recaudando, por ejemplo, impuestos pendientes de los años 1934 y 1935, lo que habla de la dejación de las anteriores corporaciones. Establece un programa político a medio o largo plazo -que no tuvo ocasión de realizar, ni siquiera de intentarlo-, como la traída de fluido eléctrico o la conversión en regadío de tierras de secano por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero (C.H.D.). Y emprende gestiones para paliar lo que considera el problema principal del pueblo: el paro. Por eso varios de sus miembros se desplazan con regularidad a Valladolid, para tratarlo con el Gobierno civil y la Delegación de Trabajo.

El día 14 de julio, por ejemplo, el viaje emprendido por Isaías Blanco, uno de los gestores, es para “tratar sobre la huelga general convocada para el día 20 de julio”. Sabemos que uno de los motivos del viaje era tratar sobre el incumplimiento de las “Bases de Trabajo” por parte de los patronos de Villanueva. En el Registro de entrada del Gobierno civil consta una comunicación del Ayuntamiento de Villanueva donde se denuncia ese incumplimiento y se hace constar qué patronos la incumplen. Esa huelga no tuvo lugar el día 20; por el contrario, como ya se ha comentado, ese día se obligaba a los Gestores a dejar el Ayuntamiento y, probablemente, se les detenía. A modo de inventario hay que comentar que en Villanueva de San Mancio, durante la II República y -más en concreto- durante el Gobierno del Frente Popular, no se produjo ningún acto de violencia contra vecinos de derechas, ni contra el clero, ni se ocuparon fincas, ni hubo expropiaciones en aplicación de la Ley de Reforma Agraria. Sólo hubo un incidente en mayo de 1936: los nuevos Gestores del Frente Popular declinaron participar, como era costumbre, en la procesión autorizada del patrono del pueblo; los gestores del Frente Popular sólo quisieron ejercer el laicismo republicano que establecía la Constitución. En cambio, la venganza eclesiástica sí se produjo, al desoír los dos curas del pueblo las llamadas que se les hicieron a lo largo del día 13 de agosto, con el propósito de que intercedieran para impedir los asesinatos de sus convecinos.

En las actas del ayuntamiento de las semanas posteriores a los asesinatos no se hace ninguna referencia al crimen colectivo contra trece de sus vecinos. La única referencia directa a los gestores del Frente Popular es para culpabilizarles de su propia muerte en una especie de juicio político póstumo: Esos “viajes para tratar asuntos sociales de la casa del pueblo” son lo que han “acarreado su perdición”, -septiembre de 1936-. A la muerte física o real, parece que debe acompañarla la destrucción de la dignidad de los asesinados. Sí se empeñan los nuevos regidores durante varias sesiones -después de haber ido a rendir cuentas al nuevo gobernador civil- en retocar los presupuestos municipales, eliminando las partidas dedicadas al paro u otras de carácter social. Las cuentas no sólo estaban claras en sus balances, sino que dejaban en caja más dinero porque se habían ocupado de recaudar los impuestos de 1934-1935. Ante nuestro asombro, los nuevos regidores afirman que en Villanueva “no había ni hay paro”, algo sólo posible si el número de asesinados correspondiera con el número de parados del pueblo. Dos años después, en 1938, el ayuntamiento envía al Gobierno civil una relación de cuatro viudas y catorce huérfanos de corta edad -el resto de viudas y huérfanos se obviasin bienes ni recursos para su manutención. No hay, por supuesto, ninguna referencia a la causa que ha producido esas situaciones.

¿Qué conclusiones podemos extraer de este caso concreto de Villanueva de San Mancio y de su relación con el modelo de represión ejercido en la zona en poder de los sublevados, generalizable al resto de Tierra de Campos, a la provincia de Valladolid y a Castilla? : en primer lugar, la decisión de los insurgentes, -en las primeras semanas de la sublevación y en aquellas zonas donde habían tomado el poder-, de eliminar a todos los cargos públicos hasta el último escalón, el de los pueblos; y a buena parte de los militantes y simpatizantes de los partidos del Frente Popular y de los sindicatos que podían organizar la resistencia contra los sublevados por estar en la retaguardia. Las directrices de la represión sólo podían provenir de las máximas autoridades de los sublevados en cada provincia, que solían ser militares y ejercían un control total del poder; el tiempo transcurrido entre la detención extrajudicial y el asesinato corrobora que no hubo venganzas en caliente o descontrol en la represión, sino un tiempo necesario para comprobar militancias, determinar responsabilidades, elaborar listas y ejecutar las decisiones superiores. La mecánica de la represión incluía la inhumación clandestina para que los familiares no pudieran hacer el duelo o tener un lugar para cumplir los ritos de la memoria. Once de los trece asesinados de Villanueva acabaron en una fosa común del cementerio de Castil de Vela por un conjunto de circunstancias excepcionales, siendo registrada su defunción, caso no habitual en la represión facciosa. En esta cadena de hechos era precisa la colaboración de los afectos al nuevo régimen de cada pueblo; por lo que habría una responsabilidad por parte de las nuevas autoridades locales y de dichos afectos: en el caso de Villanueva se encargaron de redactar la lista de la saca y posteriormente de vigilar a los presos.

En segundo lugar, el nuevo régimen se propuso infundir un terror extremado entre los supervivientes, sus familias, sus amigos, sus compañeros, para conseguir crear una sociedad “cien por cien conforme a un ideal social” (KOTEK J. y RIGOULOT P., Los campos de la muerte, Ed. Salvat, Barcelona: 2000, p. 45), en este caso el del “nacionalcatolicismo”. Las familias afectadas quedaron destruidas, sin recursos para su mantenimiento, culpabilizadas por lo sucedido, sin voz en la nueva sociedad creada por los vencedores, de la que eran elementos segregados y sometidos a un proceso de reconversión ideológica y religiosa. El silencio se convirtió en la única forma de supervivencia, y la propia historia familiar quedó oculta, por parte de las viudas, para que no resultase un “baldón para el futuro de los hijos” ( NÚÑEZ DÍAZ-BALART M., “Prologo”. En: TORRES R.: Los esclavos de Franco, Ed. Oberón, Madrid: 2000, p. 20).

En tercer lugar, contra el tópico interesado de una Castilla rural que apoyó mayoritariamente a los sublevados y en la que éstos contaron con una base social amplia en el campo, entre los pequeños propietarios y campesinos, cabe recalcar la proliferación de “Sociedades de obreros agrícolas” de orientación socialista y “Casas del Pueblo” hasta en las villas más pequeñas; y el alto grado de organización y movilización de estos jornaleros para la defensa de sus derechos e intereses. Concienciación política que hizo que participaran en la propia gestión de sus pueblos cuando el Gobierno del Frente Popular, a través de sus gobernadores civiles, se lo requirió. La confusión sobre el campo castellano apoyando incondicionalmente a los sublevados ha sido interesada, pergeñada por los propagandistas del nuevo régimen y seguida por algunos historiadores que no han descendido a los hechos. Ese humus social y político fue exterminado sin consideraciones. Perdieron los muertos, sus viudas y huérfanos, sus amigos y sus compañeros supervivientes. Y perdió toda una sociedad la capacidad para alcanzar mayores cotas de justicia y desarrollo. Consideramos que los golpistas y el nuevo régimen totalitario que acabó ganando la guerra ejecutaron concienzudamente un politicidio: la sistemática eliminación de los oponentes políticos para dejar una sociedad desarticulada de toda oposición social y política a la clase detentadora tradicionalmente del poder. Después de la amnistía de 1977, a los ganadores de la guerra civil se les ha respetado su seguridad jurídica, sus títulos y su hacienda, en nombre de la reconciliación nacional. Bien está si el fin lo merece. Pero no se puede transigir con su interpretación histórica sobre las causas de la guerra civil, ni la justificación del golpe de estado, ni la ocultación de la política de exterminio de una parte de la sociedad española por parte de un régimen que, además, estableció una segregación radical contra los derrotados en la guerra. El precio a pagar por la Transición política a la democracia, después de casi treinta años, no puede seguir siendo este.

Tantos años después rescatar y reestablecer la verdad (que es lo contrario al olvido, según Claudio Magris), es una obligación moral y cívica, individual y colectiva. La historiografía general ha hecho y sigue haciendo su trabajo. En la historia local hay una enorme labor por hacer para determinar el alcance de la represión, rescatando los nombres de los represaliados y cuantificando su número localidad por localidad, labor en la que a veces sólo están comprometidas las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica (A.R.M.H.). Si no se hace a tiempo, esa parte de la historia de nuestra sociedad corre el riesgo de perderse, conservándose en cambio una historia falsa y amañada por los vencedores de la guerra, por el fascismo. Debemos restaurar una historia completa, sin mutilaciones interesadas: Es parte de la victoria moral de los vencidos.

©Gonzalo Franco Blanco
©Raúl Franco Blanco
©Gonzalo Franco Revilla<7p>

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Retratos

Constancio Bernal RoblesCONSTANCIO BERNAL ROBLES
Nació en Villanueva de San Mancio el 26/08/1910.
Jornalero.
Soltero. Sin hijos.
Miembro de la Comisión Gestora del Frente Popular.
Regidor Síndico.
Integrante de la Comisión de Gobernación.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje
de Las Porcachas y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

span style=»font-weight: bold;»>Minimo Franco OrtegaMÍNIMO FRANCO ORTEGA
Nació en Cotanes del Monte (Zamora) el 25/12/1902.
Jornalero.
Casado, tuvo cuatro hijos.
Participó en las campañas marroquíes contra Abd el-Krim.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje
de Las Porcachas y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Daniel Perez RodriguezDANIEL PÉREZ RODRÍGUEZ
Nació en Villanueva de San Mancio el 08/05/1902.
Jornalero.
Casado, tuvo un hijo.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936
en el Paraje de Las Porcachas
y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Severiano Esteban BenavidesSEVERIANO ESTEBAN BENAVIDES
Nació en Medina de Rioseco (Valladolid) el 13/11/1899.
Jornalero.
Casado, tuvo cuatro hijos.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936
en el Paraje de Las Porcachas
y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Nicomedes Esteban BenavidesNICOMEDES ESTEBAN BENAVIDES
Nació en Medina de Rioseco (Valladolid) el 25/01/1902.
Jornalero.
Casado, tuvo cinco hijos.
Miembro de la Comisión Gestora del Frente Popular.
Primer Tte. de Alcalde y Depositario.
Integrante de la Comisión de Gobernación.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje
de Las Porcachas y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Sebastian del Campo BenavidesSEBASTIÁN del CAMPO BENAVIDES
Nació en Villanueva de San Mancio el 16/12/1908.
Jornalero.
Casado, sin hijos.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936
en el Paraje de Las Porcachas
y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Licinio Blanco SantiagoLICINIO BLANCO SANTIAGO
Nació en Villanueva de San Mancio el 13/02/1903.
Jornalero.
Casado, tuvo cinco hijos.
Miembro de la Comisión Gestora del Frente Popular.
Fué el Alcalde-Presidente.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936
en el Paraje de Las Porcachas
y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Isaias Blanco SantiagoISAÍAS BLANCO SANTIAGO
Nació en Villanueva de San Mancio el 13/02/1911.
Jornalero.
Soltero, sin hijos.
Miembro de la Comisión Gestora del Frente Popular.
Segundo Tte. de Alcalde.
Integrante de la Comisión de Hacienda.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje
de Las Porcachas y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Victorio Gonzalez DominguezVICTORIO GONZÁLEZ DOMÍNGUEZ
Nació en Villanueva de San Mancio el 17/11/1906.
Jornalero.
Soltero, sin hijos.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936
en el Paraje de Las Porcachas
y enterrado en una fosa común en el
cementerio de Castil de Vela (Palencia).

Angel Ruiz DelgadoÁNGEL RUIZ DELGADO
Nació en Villanueva de San Mancio el 01/03/1909.
Jornalero. Casado, sin hijos.
Recaudador interino de la Comisión G. del Frente Popular.
Formó parte de la saca de hombres que fueron fusilados en la
madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje de Las
Porcachas; pero pudo escapar y regresó a Villanueva a contar lo
que había ocurrido. De nuevo detenido esa misma mañana del
día 13, y junto a Antolín Sánchez, llevado a Medina de Rioseco
y posteriormente a Villalón de Campos (Valladolid), donde
fué asesinado y enterrado en algún lugar indeterminado de la
zona . A día de hoy, DESAPARECIDO.

Antolin Sanchez TomeANTOLÍN SÁNCHEZ TOMÉ
Nació en Villanueva de San Mancio el 02/09/1884.
Jornalero. Casado, con cinco hijos.
Miembro de la Comisión Gestora del Frente Popular.
Integrante de la Comisión de Hacienda y Presidente de la
mesa de edad.
Por consejo del Juez de Paz se entregó a las nuevas autoridades en
la mañana del día 13, siendo detenido, y junto a Ángel Ruiz,
llevado a Medina de Rioseco y posteriormente a Villalón de
Campos (Valladolid), donde fué asesinado y enterrado en
algún lugar indeterminado. A día de hoy, DESAPARECIDO.

ESTEBAN BERNAL RODRÍGUEZ
Nació en Adalia (Valladolid) el 26/12/1874.
Jornalero.
Casado, tuvo siete hijos.
Miembro de la saga familiar de dulzaineros llamados “Los Bernales”.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje de Las Porcachas y
enterrado en una fosa común en el cementerio de Castil de Vela (Palencia).

JOSÉ SANTAMARÍA PASCUAL
Nació en Cuenca de Campos (Valladolid) el 27/08/1881.
Jornalero.
Casado, tuvo dos hijos.
Fusilado en la madrugada del 13 de agosto de 1936 en el Paraje de Las Porcachas y
enterrado en una fosa común en el cementerio de Castil de Vela (Palencia).

© Gonzalo Franco Blanco
© Raúl Franco Blanco
© Gonzalo Franco Revilla

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COMISIÓN GESTORA DEL FRENTE POPULAR
Ayuntamiento de Villanueva de San Mancio (Valladolid) 12 de mayo-20 de julio de 1936

LICINIO BLANCO SANTIAGO
Presidente Gestor-Alcalde

NICOMEDES ESTEBAN BENAVIDES
Gestor
Primer Teniente de Alcalde
Depositario de la Comisión Gestora
Miembro de la Comisión de Gobernación

ISAÍAS BLANCO SANTIAGO
Gestor
Segundo Teniente de Alcalde
Miembro de la Comisión de Hacienda

CONSTANCIO BERNAL ROBLES
Gestor
Regidor Síndico
Miembro de la Comisión de Gobernación

ANTOLÍN SÁNCHEZ TOMÉ
Gestor
Presidente de la mesa de edad
Miembro de la Comisión de Hacienda

Nombramientos realizados por ésta Comisión Gestora:

ÁNGEL RUÍZ DELGADO
Recaudador interino desde el 19 de junio

GERMAN RODRÍGUEZ PÉREZ
Secretario desde el 15 de mayo

SECUNDINO VOCES GARCÍA
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DOSSIER DE PRENSA

El Norte de Castilla, 13 de agosto de 2004 El Mundo-Diario de Valladolid, 13 de agosto de 2004 El Norte de Castilla, edición de Palencia, 13 de agosto de 2004 Diario Palentino, 13 de agosto de 2004 El Mundo-Diario de Valladolid, 15 de agosto de 2004 El Norte de Castilla, 12 de agosto de 2006 El Norte de Castilla, 13 de agosto de 2006 El Norte de Castilla, 25 de agosto de 2006 Periódico Carrión, octubre de 2006, 2ª quincena El Mundo, 22 de noviembre de 2006 El Mundo-Diario de Valladolid, 27 de noviembre de 2006 El Norte de Castilla, 29 de noviembre de 2006 El Norte de Castilla, 29 de noviembre de 2006 El Norte de Castilla, 4 de diciembre de 2006




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